Lectura Bíblica: “Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buen aparte, la cual no le será quitada”. (S. Lucas 10:42)
Este pasaje nos habla de dos hermanas, Marta y María, quienes vivían en Betania, un suburbio de Jerusalén. Da la de que Marta es la mayor, porque el versículo 38 dice que “Marta recibió a Jesús en su casa”. Esta es la de dos mujeres: Marta y María. Entre ellas hay un camino que se llama Jesús.
Es importante recordar quiénes eran estas dos mujeres. Ambas fueron verdaderas discípulas del Señor, eran hermanas de Lázaro, amaban a Jesús y Él las amaba entrañablemente. A lo largo de los evangelios podemos verlas experimentando importantes vivencias con el Señor.
Marta preparó una cena para el Señor en de Simón el leproso (Mat. 26:6) y posteriormente, la vemos haciendo una maravillosa declaración de fe (Juan11:27). Por otro lado, María ungió al Señor antes de su muerte en la comida mencionada en Mateo 26:6. En Juan 12:1-8; también fue testigo, junto a su hermana y muchos otros, de la resurrección de Lázaro.
Por lo tanto, no es que Marta haya sido menos espiritual que María. Tampoco es que ella haya estado indiferente a la vista de Jesús. ¡No! Pues, lo a lo que Marta se estaba dedicando era para atender a Jesús, así le estaba sirviendo en esa ocasión, esa era su ofrenda. Sus talentos estaban siendo puestos al de Cristo. ¿Qué habría hecho usted en esa situación, al ver a Jesús cansado y con hambre? Cada uno sirve al Señor con los propios recursos, recursos con los cuales Dios mismo nos dotó.
Entonces, ¿cuál fue el de Marta? En realidad vemos varios:
Para desarrollar un hábito, tiene que hacer la misma actividad, de la misma manera, a la misma hora, durante 40 días consecutivos. Después de ese tiempo, la actividad se convierte en parte de usted. Levantarse por las mañanas se convertirá en un estilo de vida y para usted será el mejor momento del día.
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